Hace unos días me encontré en el terrible dilema de una pregunta…
¿Cómo me describirías?
… y es terrible porque aunque estimo mucho a tan bella mujer, me quede sin palabras, tenía varias opciones para responder pero… ninguna se acercaba a la verdad.
Supuse que cualquier opción que contestara, no sería la realidad, aunque faltarían letras y pensamientos escritos para describirla; así pues, me dediqué a buscar cobijo entre los más sabios del gremio intelectual pero… fallaron lastimosamente.
No tuve otra opción más eficaz que acercarme al ente más sabio de todos los tiempos… pero se me negó la entrevista.
Entre sueños me encontré en el paraíso celestial donde viven las grandes mentes y pregunté a quien de un tiempo acá me considera su amigo.
- ¿Cómo describirías a la mujer?
Sin limitarlo con opciones y teniendo la posibilidad de ocupar cuantas palabras o frases conociera, echó a reír.
- No me alcanzaría ni el tiempo ni las palabras para llenar tu gusto por una respuesta clara.
Entonces mi respuesta al escuchar tan acertado comentario fue inversamente proporcional al suyo.
También eche a reír inconteniblemente.
- Hay Platón tú y tus filosofías me dejan en las mismas circunstancias que en un inicio.
Bajo los dos árboles gemelos nos encontrábamos platicando cuando de pronto apareció la figura de otro hombre que comento…
- Magnifico lugar escogieron para un debate de tal magnitud… déjenme presentarme, mi nombre es Anatole France, amigo y servidor suyo.
Mucho gusto, contestamos al unísono y nos presentamos con la mayor cortesía posible entre amigos.
- Dejando de lado los formalismos -prosiguió Anatole-, ¿a qué se debe la pregunta mi joven sabio?
- No soy sabio –contesté-
- Si tienes el privilegio de estar en este sitio tan maravilloso sin estar muerto es porque alguien de gran divinidad te quiere mucho.
- Supongo que si, pero… no los visito con frecuencia, además, si yo puedo, todo el mundo puede.
Sí, es muy cierto lo que dices, pero la mayoría de las personas temen a la crítica de sus iguales de estar locos.
En un tiempo no muy largo le explique a nuestro nuevo amigo Anatole lo que sucedía y que había contestado Platón al respecto, a lo cual respondió con gran elocuencia.
- Una mujer no es la misma para todos.
En ese momento me quedo claro lo que había dicho Platón pero seguía estancado con mi pregunta.
Ellos siguieron platicando sus filosofías y puntos de vista mientras yo me daba cuenta de que ya éramos más de 15 personas escuchando tan admirable cátedra de conocimientos.
Una voz del público comento:
- Entre dos amigos, sólo uno de ellos es amigo del otro.
No logré ubicar al sujeto que lo dijo, pero la frase turbó más mi pensamiento, ahora me preguntaba ¿quién era amigo de quién?, acaso la pregunta inicial se había hecho para saber si ¿realmente soy su amigo? o ¿para saber si yo la consideraba mi amiga?
Estuve tan trastornado en esos momentos que varios se dieron cuenta, uno de ellos posó su mano sobre mi hombro y me dijo.
- En la amistad como en el amor, se es más a menudo feliz por las cosas que se ignoran que por las que se saben.
Y me guiñó el ojo como signo de que sabía por lo que estaba pasando en esos momentos y como resultado de fraternidad y apoyo.
- Gracias por el comentario, pero dime… ¿Cómo te llamas?
- La Rochefoucauld
Sentándose a nuestro lado otro sujeto, también muy amigable nos confesó que el creía que…
- Cada uno se modela imperceptiblemente sobre aquellos con quienes trata y frecuenta.
El viejo se llamaba Clemente XIV.
No muy a lo lejos La Bruyere se dirigió a mi con un tono familiar y como si nos conociéramos de toda la vida.
- Bien hecho muchacho, hiciste lo que muy pocos lograrían… has reunido en derredor tuyo a los más grandes sabios de todos los tiempos y todo por tu ímpetu de no fallar en nombre de la amistad, pues bien, he aquí un nuevo pensamiento para tus reflexiones ya que en ti veo el cariño que le profesas a tus amigos, aunque seguramente no siempre sabes expresarlo como a muchos de nosotros nos pasa con frecuencia.
- La amistad pura sabe de placeres que nunca podrán gozar las almas mediocres.
A lo lejos se escucho una frase que versa así:
- Sine amicitia vitam esse nullam.
Reconocí la voz de mi viejo amigo Cicerón que se acercaba. Al inicio un poco tímido pero con la respuesta del público otorgándole muestras de cariño y aceptación lo hizo con mayor seguridad hasta detenerse frente a mí.
Abrazándonos por tan cordial y emotivo encuentro le explique lo que sucedía, y comento que lo escuchaba con gran interés desde el inicio ya que me vio llegar.
Me disculpe por mi ignorancia al no conocer el latín y me dijo.
- Descuida, nadie nace sabiendo, lo que dije fue:
- LA VIDA NO ES NADA SIN AMISTAD.
Esto ya no tenía tintes de una conversación privada, sino que se había hecho un debate público en el cual intervenían grandes pensadores, filósofos, mujeres sabias, magos, etc., detrás de la muchedumbre… con sus ojos cafés obscuros mirándome fijamente un niño, con rasgos muy finos, una cara angelical, que desde que lo vi se me hizo conocido, tenía una expresión un tanto severa, pero apagada, serio, a la vez se le notaba su sapiencia inigualable, pero entre el gentío lo perdí de vista.
Caminé hacia donde él estaba porque me asombró que entre tantas personas adultas hubiera un niño, y cuando por fin lo encontré, estaba sentado bajo un gran árbol, solo, un tanto alejado de la afluencia.
Saludé, pero no me contestó, después un gran silencio sepulcral.
Me miró y dijo:
- Se que ya lo sabes porque hemos tenido incontables platicas y he recibido todos tus mensajes, cada criatura en el universo tiene una parte de mi, desde el más pequeño hasta el más gigante de los seres, desde el más bueno hasta el más malo vive en mi, soy quien tu crees pero… no lo digas.
- Te conozco tan bien que se, que desde el inicio conoces la respuesta a la pregunta que según tu “te acosa” pero quieres ver cuan acertado estas para no plasmarla con dudas.
- Me gusta tu interés por no querer dañar a tu amiga con una respuesta fácil o las que te daba como opciones.
- Exprésale sin temor tu idea, porque tal vez y solo tal vez ella lo aprecie.
Dudando aún de lo que decía miré por el rabillo del ojo a los demás y todos estaban hincados en forma de reverencia hacia aquel niño y yo… de pie.
Me sentí muy avergonzado ya que todos guardaban silencio ante lo que decía.
Intente acercarme a él un poco más pero no me fue posible, así que hice una reverencia y salí de aquel maravilloso paisaje con una fuerte turbulencia.
Era mi madre que me despertaba para ir a trabajar, pero gracias a todos aquellos que me ayudaron, confundieron y se volvieron mis nuevos amigos, así como los viejo amigos y el niño puedo decirte que…
NI LOS MÁS GRANDES SABIOS PUDIERON DESVELAR QUE TU COMO MI AMIGA Y COMO MUJER ERES DE LAS CRIATURAS MAS BELLAS EN TODOS LOS ASPECTOS QUE EXISTEN EN EL UNIVERSO.
Pero te preguntaras, ¿Cómo puedo afirmar semejante cosa, si obviamente no conozco todo el universo?
Y solo puedo responder que…
PORQUE TE CONOZCO A TI Y POR ESO PUEDO ASEGURARLO.
Autor: "El Padrino"