viernes, 26 de diciembre de 2008

HOMENAJE A UN GRAN POETA

"(cuando los humanos aún vagaban por los bosques y praderas) se dice que la atractiva voluptuosidad suavizó sus feroces almas. Un hombre y una mujer se habían reunido en un mismo lugar y ellos mismos aprendieron, sin maestro alguno, lo que tenían que hacer"

"Don de los dioses es la belleza y por eso muy pocas mujeres pueden enorgullecerse de haberlo recibido..."

Autor: Publio Ovidio Nasón

viernes, 19 de diciembre de 2008


DECÁLOGO DEL ABOGADO

ESTUDIA
El derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día menos abogado.

PIENSA
El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

LUCHA
Tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

TRABAJA
La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.

SE LEAL
Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal con el adversario, aún cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tu le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez debe confiar en lo que tu invocas.

TOLERA
Tolera la verdad ajena en la misma manera en que quieras que sea tolerada la tuya.

TEN PACIENCIA
En el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.

TEN FE
Ten fe en el derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.

OLVIDA
La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batallas fueras llenando tu alma de rencor, llegará un día que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tu victoria como tu derrota.

AMA TU PROFESIÓN
Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para tí proponerle que se haga Abogado.

Autor: EDUARDO J. COUTURE