domingo, 12 de octubre de 2014

El inicio o el fin



No se que está pasando en mi vida, tal parece que todo esta fuera de lugar, que la sincronía universal no existe, veo a mi derredor y no encuentro motivo alguno para seguir adelante, lo que quería ya lo tuve y lo único que me dejó fue un hueco enorme... no lo siento en el corazón eso puedo asegurarlo, lo siento todavía más profundo que eso.

Para el mundo soy una persona exitosa, tengo un buen trabajo, gano bien, mi familia tiene estabilidad en todos los aspectos, no tengo problemas con el sexo opuesto, incluso puedo decir que tengo un fuerte atractivo para el mismo, pero... me falta algo, no se que es, he buscado en muchos lugares y no encuentro nada.

Tal parece que estoy en una burbuja de reflexión, pero en vez de ayudarme a ser mejor, siento que me hundo más y más.

Alguna vez escuche o leí que de que sirve haber llegado a la cima de la montaña más alta del mundo si el espectáculo natural no puedes compartirlo con nadie.

Puede que el conocimiento se este volviendo una carga para mi, me gusta tenerlo pero... a veces se vuelve una barrera infranqueable y mira que lo he intentado de múltiples formas y es como si quisieras pelear contigo mismo.

He ayudado a muchas personas con ese conocimiento, tantas, que me he ganado el respeto de muchos que no me conocen, pero es más difícil ayudar a un sabio que a un ignorante, y no lo digo despectivamente, lo digo porque el primero lo analiza todo, hasta las entrañas, el segundo... sencillamente lo acepta todo como verdad.

Justo ahora he ayudado con mi conocimiento a alguien más mientras escribo este texto, y es prueba idónea de lo que intento plasmar.

El mundo obtiene las mieles de mi conocimiento mientras yo me quedo con los tragos amargos del proceso, que duro es vivir así, de vez en cuando me gustaría probar esas mieles, pero tal parece que esta es mi misión.

Me siento solo en esta batalla, no sé si lo esté, pero así me siento.

En mi vida no todo es perfecto al parecer, seguiré buscando en mi interior para descubrir como reparar eso que se rompió o encontrar eso que se perdió.

Porque aún y cuando no sepa que es, lograré salir de todo esto.


jueves, 18 de septiembre de 2014

La palabra “NO”


La mayoría de las personas piensa que las cosas que se dicen no tienen una afectación directa al mundo que nos rodea, sin embargo, es todo lo contrario. Cada una de las palabras que pronunciamos tiene una vibración, ritmo, fuerza, energía y característica particular, es así como me dispongo a abordar el tema de la palabra “NO” en nuestro lenguaje.

La palabra “NO” representa un rechazo, traducido de manera energética esta se vuelve una afectación directa a quien la recibe o en su defecto al objeto o persona al que va dirigido.

Cuando una persona expresa su emoción a través de la palabra a la cual nos referimos genera una especie de abismo en la conversación, algo así como un hoyo negro del lenguaje que absorbe gran parte de la intención en la que se gesta una conversación, es por ello que debemos ser cuidados@s al expresarla.

Por ejemplo, al decir: “No puedo hacerlo”


Iniciar un pensamiento o frase con la palabra “NO” trae consigo que “hacerlo” como es el caso del ejemplo se vaya por ese abismo del lenguaje, por lo que tu consciente y peor aún tu inconsciente te limitan; debido a que tu voluntad ha sido diezmada por tu pensamiento.

Ahora bien, decir que la palabra “NO” es del todo mala no tiene fundamento alguno, pues se puede ocupar en sentido afirmativo, como en el siguiente ejemplo:

Vas a quedarte más tiempo en el trabajo, ¡es una orden!.
No.

Este extracto de una conversación tiene una dinámica, si analizamos a fondo el asunto la primera persona está queriendo imponer su voluntad por encima de quien escucha en un primer momento, haciendo gala de su posición de poder, sin embargo, la segunda persona que habla elimina de alguna manera esa agresión verbal a través de un “No” rotundo, generando como lo dijimos al inicio un abismo por el cual se va la intención primigenia.

Empieza a analizar tu entorno con respecto al uso del “No” y te darás cuenta, haciendo un comparativo entre las personas que para ti tienen éxito y las que no lo tienen, que lo que aquí escribo se apega completamente a la realidad. 

viernes, 14 de febrero de 2014

¿Qué pasó?



Cada día, durante varios años, aquello iba acabando conmigo desde dentro, como un cáncer, el amor y el respeto por un padre se extinguía como la vida de los ancianos, pero más me dolía la marca que dejaba en mi hermana.

Mi familia se derrumba y aunque me considero un Atlas que la he mantenido en pie durante largo tiempo, creo que he logrado hacer más tediosa la espera de un final inminente, ¿qué pasó?

Hero de mil batallas y centenares de amores. ¿Qué pasó?
¿En qué momento te derrotó la vida?
¿Cuando fue que dejaste de ambicionar un mejor futuro?
Te amo, pero ¿qué carajos pasó contigo?
¿Por qué no te levantas?

Me enseñaste a ser como los espartanos. Dignos y Nobles guerreros.
Morían en la lucha, jamás se rendían.
¿qué pasó?

¿Cuándo fue que abandonaste el camino de la sabiduría por unas migajas que te mantienen sobreviviendo?

¡Vida!, devuélveme a mi héroe
No por mi, sino por mi familia.
¿Qué mas da lo que yo viva?
Pero si haces sufrir a los míos, juro que te arrancaré hasta el ultimo momento en una batalla infernal.

¿Que pasó? con aquel hombre que era más grande que un gigante, no por su estatura; sencillamente por su sabiduría.
No soy experto y si intentas enseñarme algo, dímelo tal cual, pues tu conducta sólo me deja ver miedo, tristeza... Te han rendido, te haz hincado y con ello dejas descubierto el pilar donde se sustenta mi familia.

Aún te respeto, pero reacciona. ¡Te exijo seguir peleando pues quienes a tu lado están no se han rendido!, ¡tú no tienes derecho alguno para hacerlo!.

Mantendré la defensa a costa de mi vida, pero por piedad divina levántate pues tus aliados al ver que dejas de pelear te considerarán traidor.

¿De qué sirve la vida si no la vives al máximo?

¿Viejo?, ¡viejas las ideas que tienes! todos los días es una oportunidad de hacer de veinticuatro horas una leyenda.

Yo aún creo en ti, pero si tú no crees en ti, entonces... estás perdido.

Dejo de escribir porque mañana volveré a combatir, esas batallas a las que tú has renunciado.