Una vez en un monasterio se encontraba sentado en meditación el Maestro, cuando fue interrumpido por un nuevo integrante de su ideología.
- Maestro, necesito saber algunas cosas, pues quiero ser como usted.
- Jamás podrás ser como yo, pues el Maestro de Maestros jamás se equivoca y te dio características únicas, por lo que, será mejor que seas como tú mismo, es ahí donde encontrarás el éxito.
- Si sigo tu consejo mi éxito lo obtendré pronto.
- No corras en un camino pedregoso como lo es la vida, pues incluso quien lo ha caminado mil veces, puede tropezar por la modificación del camino en una milésima de su estructura.
- ¿Por qué fallamos en nuestro camino?
- Todo es creado por la mente universal, incluso los que tú llamas errores, están hechos para tu crecimiento personal.
- No lo entiendo, porque no nos hace la vida fácil.
- La mente, el espíritu y el cuerpo necesitan ejercicio, así pues tu mente con cada problema se entrena para resolverlos, el espíritu con las tentaciones del mundo y el cuerpo con la actividad física.
- Entonces necesito más problemas para tener una mente fuerte, alguna vez escuche a alguien que dijo, "domina tu mente y dominarás al mundo".
- Eso es muy cierto.
- Maestro, ¿usted domina su mente?
- Sí.
- Y, ¿por qué no ha dominado al mundo?
- Porque quien realmente ha dominado su mente, no necesita de dominar al mundo para ser feliz.
- ¿Cómo obtengo la felicidad?
Con una sonrisa condescendiente el Maestro miró a su discípulo y le dijo, amando todo tal cual el Maestro Universal lo ha creado, pero se que eso no lo entenderás hoy, sin embargo, la vida por tu curiosidad te dará todas las respuestas, incluso las que yo no tengo.
El Maestro se levantó, y cual si fuera un padre llevó al nuevo estudiante en una serena caminata por el monasterio, mostrándole las respuestas a los misterios universales, en las cosas más sencillas que tenían a la mano...
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